Lejos de los tradicionales ejes turísticos del centro de Madrid, Roberto Blanco nos presenta un este tesoro medieval en un barrio de clase trabajadora el cual no suele estar ni en postales ni guías turísticas internacionales, pero que bien merece una visita.
Un tesoro medieval en pleno Carabanchel
Por Roberto Blanco
Hoy quiero presentaros (para todas aquellas personas que no lo conozcan) un auténtico tesoro que tenemos en Carabanchel, cuya existencia es sorprendentemente desconocida para no pocos vecinos y vecinas del Distrito, probablemente porque no está en un sitio, digamos, "de paso".
Me refiero a la ermita de Santa María la Antigua, actualmente ermita-capilla del Cementerio Parroquial de Carabanchel Bajo, situado justo al lado de los terrenos de la antigua cárcel.
Fue construida en el siglo XIII, aunque tiene algunos elementos del XII, es de estilo románico-mudéjar, el templo mudéjar más antiguo de toda la Comunidad de Madrid y la única ermita de dicho estilo que se conserva completa.
El lugar en el que se encuentra ubicada es de gran importancia estratégica (no en vano desde Carabanchel Historia y Patrimonio lo denominan "la Zona Cero"): Terreno fértil, con abundancia de agua, punto de paso desde tiempos inmemoriales, pronto fue poblado, habiéndose descubierto en trabajos de restauración del templo restos arqueológicos de origen carpetano y romano.
Es posible que antes de la construcción de la que hoy es ermita existiera otro templo, en época visigoda y andalusí. Una vez alzada ésta, fue iglesia parroquial de Carabanchel hasta que a finales del siglo XV su entorno quedó despoblado, fundándose las localidades de Carabanchel Alto y Carabanchel Bajo, que serían dotadas con sus respectivas iglesias. Consecuencia de ello, en el siglo XVI pierde su condición parroquial y pasa a ser, como decía, ermita adscrita a la parroquia de San Sebastián, de Carabanchel Bajo.
Pese a ser declarada Bien de Interés Cultural en 1981, ha permanecido mucho tiempo "dejada de la mano de Dios" (notad la fina ironía atea, juas, juas...), sufriendo pintadas, desperfectos y otros vandalismos varios a manos de “garrulamen” con escasa sensibilidad y apego por la historia y la arquitectura.
Fruto del interés vecinal, del cariño que las buenas gentes del barrio tienen por sus cosas y de la presión resultante que han ejercido de forma individual o en colectivo, parece que de un tiempo a esta parte las autoridades están preocupándose un poco más por su conservación y restauración.
La última de estas actuaciones, el redescubrimiento y restauración de unas pinturas del interior, la hemos publicado en el último número de A Voces de Carabanchel, periódico en el que me honro de colaborar (aquí lo tenéis, con texto de Carabanchel Historia y Patrimonio: https://www.avocesdecarabanchel.es/.../continuan...).
Así que ya no tenéis excusa para no acercaros a conocer este tesoro medieval que resiste en plena ciudad de Madrid.
Y os confesaré que siento un especial cariño por tan pinturero rincón del Distrito, ya que, por su situación (alejado de edificios y calles, "protegido" por el Parque de Eugenia de Montijo y el enorme descampado en el que estuvo la cárcel), cuando paseas por sus alrededores casi te imaginas estar en medio del campo, en las afueras de algún pueblecito. Ved si no una de las fotos que adjunto, tomada el pasado mes de mayo, cuando nos "dejaron" pasear y fuimos testigos de aquella maravillosa explosión de la primavera. Ahí me tenéis, tan contento en los terrenos de la cárcel, con la ermita al fondo. Las otras fotos las tomé el otro día: no hacía tan buen tiempo, pero los distintos tonos de los materiales con los que está construida la ermita se muestran preciosos con esa luz, ¿verdad?
Roberto Blanco
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