Venezolanos en el exilio alzan su voz ante el atropello continuado de un hombre y su banda. Nicolás Maduro y sus cómplices.
Buscados por narcotráfico y crímenes de lesa humanidad, estos delincuentes disfrazados de políticos, desde hace años usurpan el poder, en un país donde el hambre que generaron, es usada como arma de destrucción moral y física de millones de seres humanos.
Venezuela fue un día una las democracias más estables del continente americano; un país de inmigrantes.
Hoy el terrorismo de estado, el narcotráfico y el expolio de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente, - en complicidad con otras infames dictaduras -, desangran una tierra y un pueblo inocente y rehén del mal absoluto.
Las torturas, desapariciones y ejecuciones son los métodos empleados para callar al disidente, pero el pueblo venezolano parece que ni con eso está dispuesto a rendirse.
Aunque es evidente que necesitan toda la ayuda exterior de la gente de bien y que todas las opciones, estén sobre la mesa.
El usurpador Maduro y su presunto cartel (a menudo conocido como "El Cartel Los Soles"), a quienes se empeña en nombrar como ministros, para que administren el hambre y el terror, han convertido a la primera potencia petrolera del mundo, en el segundo mayor emisor de refugiados del planeta. Solo superado por Siria, (país en guerra desde hace años).
Los venezolanos en exilio muestran su apoyo ante este atisbo de esperanza. La consulta popular. Promovida por una oposición a la que se le ha hecho de todo para exterminarla, desde de la aplicación de la política de la "Plata o Plomo", (a lo más serie de "Narcos" en Netflix, sobre la vida de Pablo Escobar); hasta el encarcelamiento y la tortura indefinida.
No es ficción, los narcos, tienen un país rico entre sus manos y millones de rehenes a quienes torturan a placer.
Ante la tiranía y "el vil egoísmo" que el 6 de diciembre, parece creer, "que otra vez triunfó", se levanta un "bravo pueblo" al que desde Madrid, vamos a acompañar.
En La Oveja Negra Informa, nos posicionamos del lado de los derechos humanos, sin fisuras, medias tintas, ni equidistancias. No hay tiempo para eso; hay demasiadas vidas en juego.Esta es la primera parte del reportaje que estrenaremos próximamente, con interesantes entrevistas y material inédito.
Valère Alexander
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